jueves, 16 de junio de 2011

Capitulo 2

Perdida
en ocasiones el engaño se vuelve realidad
Y la realidad se vuelve engaño”
Me encontraba sola en el mismo lugar en donde afrodita me había puesto, quería moverme de allí pero no me atrevía a salir por miedo a morir, y no me atrevía a entrar al agua por miedo a morir ahogada.
¿Dónde estaban mis hermanas mi familia? ¿Acaso era la única aquí? Mi garganta ardía cada vez más intente tomar agua pero solo dolía más y más, creo que un rayo de Zeus era menos dañino, desesperada me sumergí en el agua, descubrí que podía respirar de hecho era más fácil estar dentro del agua que fuera era más rápida y ágil nade tan rápido que casi me estrello con la tierra. Salí del agua para ver qué era lo que me rodeaba, para saber donde estaba, tal vez no estaba tan lejos de casa.
Había un humano, parecido a lo que yo era antes, su cabello era corto del color de la tierra su piel era blanca tenia puesta una especie de tela, al intentar hablar para pedir ayuda, un instinto se apodero de mi escuchaba cada vez más cerca su corazón, el ritmo que tenia, abrí la boca, y comencé a cantar de manera involuntaria, el humano inmediatamente volteo hacia donde yo me hallaba me miro con sus enormes ojos llenos de expectativas se acerco lo más rápido que pudo casi a rastras, trate de salir un poco más de el agua, el se inclino hacia a mí, su corazón latía cada vez más rápido.
-¿Me deseas?- pregunte con tono dulce
-Si-respondió temblorosamente
-Acércate- le insinué.
Automáticamente se acerco pero un instinto animal se apodero de mí al momento en que él iba a tocar tan solo un poco mis labios con los suyos, sentí como mis brazos lo rodeaban de el cuello y lo atraían a mi haciendo que el callera al agua, intente detenerme pero el instinto era más fuerte lo arrastre hasta lo más profundo y sin más arranque su corazón y lo devore como si de eso dependiera mi vida, pues de hecho de eso dependía mi vida ahora.
Culpable de lo que había hecho me aleje lo más rápido que pude, ahora era más rápida, el frio en mi pecho había desaparecido un poco, pero aun seguía teniendo esa estúpida cola, me detuve en una especie de isla parecía no haber nadie, pero mi miedo a salir del agua aun seguía así que solo descanse un poco en la orilla, intente recordar que se había apoderado de mi esa tarde, sin descifrar nada, me puse a cantar con el fin de que eso atrajera a alguien con el fin de saber que me había sucedido.
Escuche un canto, parecido al mío, por un momento me asuste de que fuese una de mis hermanas y al no reconocerme me arrancaría el corazón o lo que se supone que tenía en mi pecho ahora, seguí cantando un poco más fuerte y más dentro del mar con el fin de escapar si era necesario. Alcance a ver una silueta igual a la mía el cabello era largo y rojo casi como el rojo de la sangre.
Era Estérope la madre de Radne y Teles, se encontraba igual, sus ojos color marrón su cara ovalada y su cuerpo delgado, pero bien formado, ella se quedo inmóvil al igual que yo y grito desde donde estaba:
-Oritia…Oritia ¿eres tú?-pregunto
-Si Estérope, soy yo, ¿también eres…?- y antes de finalizar mi pregunta se acerco lo más rápido posible hacia a mí.
-Oritia pequeña, ahora sé que no soy la única- trato de tranquilizarme- ¿dónde has estado? ¿Has encontrado a alguien?- pregunto de manera rápida
-No eres la primera- respondí tajante mente. Normalmente odio ver a Estérope, nunca me ha dado buena espina, pero esta vez era como volver a nacer, y ella era mi nueva madre.
-¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que hundieron nuestro hogar?-al momento en que ella me dijo esto, en realidad estaba en blanco no sabía que responder, en realidad cuanto tiempo había pasado y como podía medirlo, como inmortal, el tiempo me era implícito pero ahora, era tan valioso como el oro.
¿Cuánto tiempo permanecería así? ¿Cuánto duraría esto de ser un mounstro? Comencé a llorar, mis lagrimas parecían ni tener fin, cada vez mi llanto era más fuerte, comenzó a llover, Estérope me silencio y me dijo que las lagrimas de una nereida eran muy poderosas, podían dar muerte y vida e incluso alterar el ciclo de las cosas, menciono que teníamos que ser fuertes pues no habían pasado unos días o unas horas, como yo pensé, ya habían pasado siglos y tal vez mi mitad perfecta ya había muerto, o todavía no nacía.
-¿Qué haremos? – pregunte angustiada
-por el momento solo nos queda esperar pequeña, esperar y sobrevivir-susurro Estérope
Este mundo es más difícil de lo que pensamos, así que Estérope y yo adoptamos nombres un tanto más fáciles. Pues descubrimos que podemos estar tanto en la tierra como en el agua. Estérope adopto el nombre de Esther mientras que yo opte por el nombre de Luciel.